No podemos negar las grandes sorpresas que nos trae este 2020, a lo que ahora deberíamos sumar una más a la lista teniendo como protagonista a Air France-KLM Group, fusión aérea creada el 5 de mayo del 2004 en un acuerdo por parte de autoridades francesas y de los Países Bajos.
A medida que una fuerte crisis avanza en todo el mundo a raíz del COVID-19, gobiernos de diferentes países sujetan como pueden a sus aerolíneas de bandera.
El “sostén” que cada empresa recibirá de sus gobiernos locales, en este caso de Francia para Air France, la ayuda rondará los €7 billones de euros, mientras que para los Países Bajos señaló un valor de €2 a €4 mil millones. El acuerdo entre los dos estados es que el dinero de una compañía no puede usarse en la otra, para no destinar dinero público a una firma extranjera.

El gobierno francés condicionó a Air France a reducir sus gastos como empresa y que esta ayuda pueda ser más flexible y conversable a la hora de realizar el préstamo, lo cual es donde empieza otro de los problemas ya que la aerolínea francesa ha luchado mucho para renegociar los contratos después de sucesivas huelgas de empleados que ocurren cada año.
Mientras que Air France tambalea sobre la cuerda floja, KLM no admite los altos requisitos de su compañero francés, eso hace que la firma holandesa quiera ponerle fin a este lazo de más de 16 años.

Al comienzo de esta relación, el grupo Air France-KLM fue un ejemplo de éxito entre los países miembros de la Unión Europea. En ese momento, solo la aerolínea francesa era rentable, tanto que aún tenía una participación ligeramente mayor en el holding. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, los roles han cambiado y KLM hoy es más rentable y saludable que Air France. La mayoría de los costos en el grupo provienen del lado francés, que es más alto y menos eficiente.

Las operaciones de Air France-KLM se concentran en dos importantes centros de conexiones: el Aeropuerto Charles de Gaulle, en París; y Aeropuerto de Schipol, ubicado en Ámsterdam.