A medida que la pandemia del COVID-19 continúa avanzando, los diferentes constructores y proveedores aeronáuticos van comprendiendo su impacto en la industria. La profunda contracción de la aviación comercial no tiene precedentes y afecta a empresas de todo el mundo. Se espera que el tráfico global de pasajeros disminuya en alrededor del 80% en el segundo trimestre de este año en comparación con el inicio del efecto de la pandemia en China a principios de febrero.
El fabricante estadounidense de motores aeronáuticos GE Aviation, una división del conglomerado General Electric (GE), no está exento de la crisis, por lo que puso en marcha un plan para reducción de aproximadamente el 25% de su plantilla, unos 13.000 de sus 52.000 colaboradores en todo el mundo, así como un ajuste a la baja en su política de salarios y bonificaciones.

El ajuste de cinturón es parte de una estrategia integral que GE Aviation está desarrollando para redimensionar el negocio de acuerdo con el pronóstico del mercado, puesto que sus principales clientes, Boeing y Airbus, no están recibiendo sus motores porque no producen aviones o lo hacen a una escala mucho menor, con el agravante de que a las aerolíneas no se les entregan las aeronaves nuevas.
No obstante, General Electric cree que el sector se recuperará con el tiempo y se siente en una posición ganadora para acompañar ese repunte.