Por el tétrico escenario que está sobrellevando la aviación mundial, la firma canadiense ha reducido sus operaciones luego del cierre de fronteras y la casi desaparición de la demanda a nivel global a raíz del COVID-19, lo que obliga a la compañía a tomar severas decisiones para su oxigenación.
“Tomamos hoy la decisión extremadamente difícil de reducir significativamente nuestra operación para alinearnos con los pronósticos, lo que lamentablemente significa reducir nuestra fuerza laboral en un 50 a 60 por ciento”, rezaba un comunicado oficial de la aerolínea vía correo electrónico. “Estimamos que unas 20.000 personas se verán afectadas” recalcó.
Esta revoltosa medida fue tomada como continuación de un antecedente de marzo pasado, cuando la aerolínea ya había destituido a varios funcionarios por reducción de costos, que luego fueron reingresados a la empresa gracias a los subsidios de emergencia del trabajo de Canadá.

Para minimizar el número de despidos, Air Canada pedirá a los asistentes de vuelo que reduzcan sus horarios, que tomen licencias sin goce de sueldo por hasta dos años o que renuncien con beneficios de viaje, según un boletín interno enviado a los miembros del Sindicato Canadiense de Empleados Públicos (Canadian Union of Public Employees- CUPE).

“La realidad es que el COVID-19 impactó severamente en la demanda de viajes aéreos de los últimos meses y en el futuro previsible. Como tal, no se puede negar que estamos tratando con el mayor excedente de personal en nuestra historia”, señaló el CEO de Air Canada, Calin Rovinescu.
Calin afirma que la recuperación será lenta, y que podría durar hasta tres años en el mejor de los casos. También mantienen las esperanzas que a fin de 2020 mejore el tráfico de cargas y pasajeros.