Este año, el gobierno de la República Argentina desembolsaría unos 880 millones de dólares americanos para subsidiar a Aerolíneas Argentinas, según mencionó su presidente Pablo Ceriani.
En 2019, el déficit de Aerolíneas fue de 680 millones de la misma moneda. Considerando la coyuntura actual del sector producto de la pandemia del Covid-19, el saldo rojo de la compañía estatal solo aumentaría, porque no no hay demanda de viajes ni autorización del propio gobierno para reiniciar los vuelos hasta setiembre, por lo que los ingresos de la firma son y seguirán siendo nulos. Bajo este tétrico escenario, el directivo cree que la empresa no podrá alcanzar rentabilidad alguna al menos hasta dentro de cinco años.
La situación es crítica para la industria en general, que enfrenta la crisis con grandes achicamientos, despido de personal, renegociaciones de deudas, devoluciones de aeronaves, entre otros, pero a diferencia de la mayoría, Aerolíneas Argentinas planea mantener a sus 12.000 colaboradores, aunque suspendería temporalmente a 7.500 de ellos.
Argentinas Argentinas ha dependido de inyecciones de capital desde que se nacionalizó en 2008, pero el default se ha agravado por una caída del 50% del peso argentino, una recesión devastadora y una inflación de dos dígitos. Los dos mayores costos de las líneas aéreas son el combustible y los aviones, que generalmente se pagan en dólares.
Entre los planes de Aerolíneas Argentinas, según su titular están, a mediano plazo, fusionar su estructura con la de su hermana Austral, y crear una unidad de negocios de carga que volaría principalmente hacia los EE.UU. y China. La demanda de viajes de pasajeros se recuperaría a partir de la segunda mitad de 2021, según las previsiones.