El pasado 8 de enero de este año, un Boeing 737-800 de Ukraine Internacional Airlines, se precipitó a tierra instantes luego de despegar desde el aeropuerto internacional de Teherán, Irán. Las investigaciones preliminares y un vídeo difundido en los días posteriores dan la pauta de que la aeronave con matrícula UR-PSR no sufrió un accidente, sino que fue derribada.
El avión, que se dirigía a Kiev, Ucrania, habría sido involuntariamente impactado por misiles tierra-aire propiedad del ejército iraní, al ser confundido con una nave enemiga. Esta data fue divulgada por Gholamhossein Esmaeili, responsable del Poder Judicial de República Islámica de Irán a la Agencia de Noticias IRNA de ese país, quien lleva adelante los peritajes.

En ese marco, fueron detenidas inicialmente seis personas, de las cuales tres han sido liberadas bajo fianza. Familiares y allegados varios de los 167 pasajeros y 9 tripulantes que se encontraban a bordo, todos ahora fallecidos, presentaron al menos 70 denuncias y reclamos de justicia y castigo a los culpables de la tragedia.
Como descargo a la acusación, el Comandante General de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC) admitió la negligencia que condujo al accidente aéreo, argumentando que la confusión se dio en medio de crecientes tensiones entre Irán y los EE.UU., ya que días previos, varias militares iraníes fueron blanco de misiles estadounidenses.
El reporte final y las imputaciones demorarán todavía un tiempo, aunque todo apunta a que el circulo ya estaría cerrado.