Todos hemos pasado por una ruptura amorosa. Decidimos entonces ahogar nuestras penas con alcohol para poder así olvidar y dar vuelta la página. Claro, lo ideal es pasarse de copas en casa, y no antes de abordar un avión. El alcohol, sumado a la fragilidad del corazón, podría traer consecuencias graves.

Según publicaciones de un medio de Hong Kong, el pasado 24 de mayo, una pasajera identificada solamente como Li, subió a un avión de Loong Air, que cumplía el vuelo GJ8528 entre las ciudades de Xining (lugar de residencia de la pasajera) y Hangzhou, cuando en un momento dado, la misma empezó a gritar y golpear la ventana de la aeronave, siendo contenida por otros pasajeros, pero más tarde volvió a caer en la misma práctica, por lo que el comandante del vuelo decidió desviar la ruta hacia el aeropuerto de Zhengzhou para un aterrizaje no programado.

Tras el aterrizaje, policías aeroportuarios abordaron la aeronave y llevaron a la mujer al hospital de la ciudad para un control y luego a la sede policial para interrogatorio. Según el resultado del análisis de sangre, en la pasajera se descubrió que la concentración de alcohol era de 160 mg / 100 ml, muy por encima de lo establecido por las leyes en China. Más tarde, durante la charla, la mujer admitió haber bebido media botella de licor tras una ruptura en su relación sentimental.
A pesar de que la pasajera dijo no recordar nada desde que abordó el aparato, es muy probable que sea enjuiciada por vandalismo en detrimento de una propiedad privada, ya que tras los repetidos golpes, logró romper la capa acrílica que forma el revestimiento interior de la ventana del avión.