Ayer lunes 29 de junio, comenzaron los vuelos de prueba de recertificación de la familia de aeronaves Boeing 737 MAX, según declaró el fabricante y la FAA de los EE.UU. El acontecimiento es crucial y ocurre durante la peor crisis corporativa y de reputación en la historia de Boeing, coincidentemente en un escenario nefasto para la aviación en general como consecuencia del Covid-19.
La flota global de este tipo de aparatos está vetada de operaciones regulares desde marzo de 2019, luego de dos accidentales fatales, primero con Lion Air en Indonesia y luego con Ethiopian Airlines en Etiopía, en los que fallecieron 346 personas.
El primer vuelo incluyó diversos escenarios detallados habituales como algunas maniobras difíciles sobre el estado de Washington. En los posteriores, habrán aterrizajes touch-and-go, giros pronunciados, aplicación de procedimientos de emergencia, simulación de la activación intencional del Maneuvering Characteristics Augmentation System (MCAS), causante de las dos tragedias que condenaron a este avión, entre otros.
Resulta improbable que el 737 MAX retorne a los cielos en el corto plazo. Luego de que la FAA otorgue su visto bueno, los demás organismos regulares del mundo deberán hacer sus propias auditorías, como por ejemplo, la EASA de Europa.