El gigante norteamericano tiene uno de los edificios más grandes a nivel mundial con un volumen total de 13.385.378 metros cúbicos construidos en una superficie de 399.480 metros cuadrados. De allí salió el Boeing 747, la aeronave que más tarde se convertiría en la “Reina de los cielos”. Actualmente en la factoría de Everett, en Seattle, se fabrican además de los 747, los 767, 777 y 787.

Pero este mayor edificio probablemente tenga los días contados, ya que la cadena de producción del 747 que ocupa la mayor parte, se cerrará por completo en 2022 cuando de esas puertas salga el último Jumbo. Además, en él se siguen produciendo los KC-46 (versión militar del 767) y los 777, cuyo lugar será ocupado por el futuro mayor bimotor del mundo, el 777-X. La crisis del Covid-19 viene paralizando a la aviación comercial en el mundo y afecta por supuesto también este proyecto, que debió aplazar sus entregas, como así también, reducir drásticamente su producción. Lo mismo ocurre con el 787 Dreamliner, cuya manufactura podría ser llevada y concentrada únicamente en la factoría de Charleston en Carolina del Sur.

Definitivamente tanto en las oficinas como en las plantas de Boeing, se vive una de las crisis más duras de su historia. Para la empresa, la realidad es que no le queda otra más que realizar una reestructuración profunda para poder sobrevivir a este tornado sin precedentes en la industria; parte de ella es la triste decisión de prescindir de este edificio considerado un ícono no solo por sus colaboradores, sino también por todos aquellos que aman la aviación.