El aeropuerto de Beijing Capital, en China, el segundo más ajetreado del mundo en 2019, comenzó su fase pos-pandémica, ofreciendo a los viajeros una nueva experiencia enteramente sin contacto (contact less), evitando toda interacción entre el pasajero y los colaboradores, asegurando la bioseguridad a su paso por las instalaciones.
Se han automatizado todas las etapas del viaje en la terminal aérea, con tecnología de SITA, comenzando en el check-in, los controles de seguridad, inmigración, embarque y hasta la entrega de equipaje. Los pasajeros deben documentarse una única vez para posteriormente experimentar una travesía fluida mediante el reconocimiento facial, todo esto con más de 600 puntos de control, incluyendo 250 puertas automáticas, 80 quioscos y 30 estaciones de delivery bag.
Los beneficios logrados con la inversión y el despliegue se traducen en menos esperas y más distanciamiento social entre los pasajeros y colaboradores, eliminando la necesidad de tocar cualquier equipo en el aeropuerto, reduciendo así los riesgos de infecciones. De esta manera, en menos de 20 minutos, 400 personas podrían abordar un Airbus A380.
El aeropuerto más grande de China movilizó el año pasado más de 100 millones de pasajeros entre 2018 y 2020, operan allí 31 aerolíneas nacionales y 62 extranjeras, que prestan servicios hacia 133 rutas internacionales y 161 rutas domésticas.