La estatal South African Airways (SAA), con serias dificultades financieras desde hace años y operativa solo gracias a las multimillonarias inyecciones de capital del gobierno sudafricano, anunció días pasados la suspensión de todos sus servicios con efecto inmediato, al no haber logrado obtener los fondos necesarios de parte del Ejecutivo para poner en marcha su plan de transformación.
El comunicado de la compañía habla de los que los activos de la empresa quedarán bajo cuidado y mantenimiento para evitar su deterioro. Asimismo, continuará buscándose dinero para la supervivencia de la empresa.
En febrero pasado, SAA había anunciado un cronograma de reestructuración, que implicaba la devolución y renegociación de aviones, cierre de varias rutas, entre ellas su única conexión a Sudamérica (São Paulo), despido de unos 2.700 de los 10.000 colaboradores, todo esto tras el compromiso de 10.100 millones de rands (509 millones de dólares) de dinero público. Cuando esto se gestaba, todavía no se sufría el impacto del Covid-19, que ahora arrastra ya seis meses de cierre del espacio aéreo sudafricano, agudizando todavía más la problemática.
South African Airways tiene casi 90 años de historia, una gran flota de aeronaves de última generación, y es una de las aerolíneas más relevantes de África y la primera en ingresar en 2006 a una alianza global de líneas aéreas (Star Alliance).