El día de ayer sábado 31 de octubre, con nueve años de demora al plazo original, en plena pandemia y con un presupuesto que triplicó el previsto, fue inaugurado el nuevo aeropuerto Brandeburgo Willy Brandt de Berlín, Alemania, con la finalidad de convertirse en el único de la capital germana.
Luego de la Segunda Guerra Mundial y las divisiones territoriales que experimentó el país europeo, la ciudad llegó a contar con hasta tres aeropuertos operativos: Berlin-Shönefeld (de 1934), Berlín-Tegel (de 1948) y Berlín-Tempelhof (de 1923).
En vista que cada uno iba quedaba pequeño de manera individual y resultaban ineficientes para la metrópolis, en 1990 comenzó a gestarse la idea de crear uno con capacidad suficiente para atender la demanda futura de Alemania.
Luego de varios ajustes en el plan de negocios y de viabilidad financiera y obtención de recursos, la terminal aérea comenzó a construirse en 2006 con la intención de abrirla en 2011, pero por el camino se presentaron problemas de fondos, corrupción, irregularidades e imprevistos técnicos de toda índole, que dispararon su costo hasta los 6.000 millones de euros.
A partir de entonces, Tempelhof fue cerrado en 2008, Tegel lo hará el próximo 8 de noviembre, y Schönefeld es, desde el 25 de octubre la terminal 5 del nuevo aeropuerto.
Con dos pistas, tres terminales y un metro que lo conecta al centro de la ciudad, el nuevo aeropuerto de Berlín está preparado para que 27 millones de pasajeros al año utilicen sus instalaciones. Hay planes de extender el número hasta los 45 o 50 millones de viajeros anuales, pero por de pronto, ellos quedarán relegados teniendo en cuenta el gran retroceso que vive la aviación comercial en el mundo como consecuencia del Covid-19.
Vuelos de easyjet y Lufthansa desde Múnich operados con Airbus A320neo fueron los primeros en aterrizar en el flamante nuevo aeropuerto Brandeburgo Willy Brandt (BER) de Berlín.