La irlandesa Ryanair, la mayor low cost de Europa, arrojó una pérdida de 411 millones de euros en los últimos seis meses como consecuencia de la suspensión de sus actividades en respuesta a la crisis del Covid-19.
El tráfico aéreo se desplomó un 80%, de 85,7 millones de viajeros de abril a setiembre de 2019 a nada más que 17,1 millones en el mismo periodo de este año. Asimismo, la ocupación asientos promedio cayó del 96 al 72%.
Con los valores mencionados más arriba, la facturación cayó un 78%, de 5.390 millones de euros a los 1.180 millones. Cuando en el ejercicio semestral de 2019, la compañía había ganado 1.150 millones de la moneda europea, en 2020, perdió 197 millones, a los que hay que sumarle 214 millones por costes extra de combustible y retrasos de entrega de la flota Boeing 737 MAX.
Ryanair ya ha anunciado un recorte en sus operaciones sobre los que ya había aplicado, estimando que reducirá su oferta en un del 40 por ciento versus el mismo periodo de 2019 y que no transportará a más de 38 millones de viajeros en su año fiscal.
Otro asunto sobre el que también comentan es la situación de las negociaciones del Brexit: “Esperamos que, antes del final del Período de Transición en diciembre, el Reino Unido y Europa lleguen a un acuerdo comercial para cubrir los viajes aéreos que permitirá que continúe la libre circulación de personas y el mercado de aerolíneas desregulado entre el Reino Unido y Europa. Como grupo de aerolíneas de la Unión Europea, Ryanair debería verse menos afectada por un Brexit sin acuerdo que nuestros competidores registrados en el Reino Unido. Sin embargo, todavía esperamos que el Brexit cause consecuencias comerciales adversas”.
Pero lo peor está por venir, porque Ryanair cree que en la segunda mitad del año fiscal 2020, es decir, de octubre a marzo de 2021, las pérdidas serán todavía mayores a las de los seis primeros meses.