En la ciudad de Governador Valadares (Estado de Minas Gerais), Brasil, el 23 de octubre pasado, el valioso gesto del comandante de una aeronave ATR 72-600 de la brasileña Azul Linhas Aéreas, fue motivo de aplausos hasta del propio CEO de la compañía John Rodgerson.
El piloto al mando Julio Grizze y el primer oficial André Christofoli, anticiparon el embarque para evitar demoras en la conexión con el aeropuerto de Confins, Belo Horizonte, sin embargo, una pasajera no se presentó hasta el momento del abordaje.
Al estar listos para despegar, la estación de radio llamó a la tripulación y les dijo que el equipo de base de Azul necesitaba hablar con ellos.

El agente estaba consultando a la tripulación para saber si podían regresar con la aeronave para alzar a una pasajera que se encontraba llorando, ya que su madre estaba internada en Terapia Intensiva y necesitaba llegar a Confins para cuidarla. Si bien, a sabiendas de las posibles molestias que esto podía ocasionar al resto de los pasajeros, el comandante Grizze no lo dudó.
El piloto anunció a través del sistema de radio que el avión regresaba para asistir a una persona con un caso grave de enfermedad familiar; apenas terminó su discurso escuchó un mar de aplausos.
De vuelta en la puerta de embarque, las azafatas Olivia y Carla tranquilizaron a la dama y el vuelo de Governadores Valadares a Confins fue realizado con éxito. Incluso al regreso, el avión aterrizó a tiempo para no comprometer las conexiones.

“Para el comandante Julio y toda la tripulación de vuelo, así como el equipo del aeropuerto, ¡qué hermosa actitud y muestra de consideración para nuestra cliente! Trabajar en equipo demuestra que lo que realmente nos importa en Azul es cuidar a las personas”, elogió el presidente de Azul John Rodgerson.
El comandante agradeció una vez más a la tripulación y viajeros por su paciencia y generosidad mientras se dirigía a la rampa del aeropuerto. Y, una vez más, pudo escuchar los aplausos desde la cabina de pasajeros.