En la mañana del martes 22 de diciembre, el Boeing 737 MAX 8 con matrícula C-FSNQ de Air Canada, durante el vuelo ferry AC2358 (solo tripulación) de reubicación desde Pinal Airpark, desierto de Mojave, EE.UU., donde estaba almacenado, a Montreal, Canadá, una de las bases de la compañía, sufrió una falla en una bomba hidráulica del motor izquierdo, y como consecuencia, recibió una indicación de desequilibrio de combustible.
Según reporta The Aviation Herald, debido a lo sucedido, a los 22 minutos en el aire y a 39.000 pies de altitud, el comandante optó por efectuar un aterrizaje no programado en el aeropuerto internacional de Tucson, en Arizona, EE.UU., para una revisión, no sin antes apagar el motor CFM International LEAP-1B que presentaba inconsistencias.
Al tratarse de un descenso de emergencia, los equipos de asistencia se desplegaron hasta la pista para atender cualquier potencial requerimiento. La aeronave aterrizó sin contratiempos, se detuvo en una calle de rodaje, fue inspeccionada y posteriormente llevada hasta una zona remota en la rampa de la terminal aérea.
El incidente será investigado por la Junta de Seguridad del Transporte de Canadá (TSB).
El avión en cuestión y los demás 737 MAX de la compañía norteamericana permanecían en Arizona para una conservación más adecuada durante el tiempo de prohibición de vuelos de estos equipos en el mundo luego de retirárseles el Certificado de Aeronavegabilidad posterior a dos accidentes fatales con Lion Air y Ethiopian Airlines en 2018 y 2019 respectivamente. Con el ok de la FAA de los EE.UU. y la ANAC de Brasil, así como el inminente visto bueno de la EASA de Europa para retornarlos a servicio comercial, la autoridad aeronáutica canadiense seguía el mismo camino, y por tal motivo, las unidades comenzaron a regresar a Canadá.