La planta central criogénica construida por Boeing para el primer cohete del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) de la NASA, completó las pruebas de fuego caliente en el Centro Espacial Stennis, como parte de la campaña Green Run del cohete SLS en el banco de pruebas B-2. Los datos obtenidos validaron la operación exitosa del sitio y se utilizarán para ayudar a certificar el primer vuelo.
“La exploración del espacio profundo dio hoy un importante paso adelante”, dijo John Shannon, vicepresidente de SLS y gerente de programas de Boeing. “Los avances realizados en la nueva etapa central de SLS son positivos para la NASA y la cadena de suministro nacional. El equipo está utilizando el conocimiento obtenido de Green Run para avanzar en nuestro nuevo sistema de producción y etapas futuras mientras entrega la primera etapa para el vuelo de prueba”.
La planta central del SLS construida por Boeing está conectada a tanques de oxígeno e hidrógeno líquido que alimentan cuatro motores RS-25 fabricados por Aerojet Rocketdyne, que juntos producen 1.6 millones de libras de empuje durante la prueba y en el lanzamiento. Durante una misión, los motores producen 2.2 millones de libras de empuje. Los mismos se quemaron por 499,6 segundos, u ocho minutos y 19 segundos, durante la prueba, proporcionando datos de verificación críticos.
Después de las comprobaciones posteriores a la prueba, la parte central irá al Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida para la integración con la nave espacial tripulada Orion, el siguiente paso superior del programa de propulsión criogénica provisional de cohetes sólidos; luego se preparará para el lanzamiento.
Ese vehículo completo se encargará de la primera misión del programa Artemis I de la NASA, que será un vuelo de prueba sin tripulación de Orion alrededor de la Luna para prepararse para misiones tripuladas. Solo el SLS tiene el poder de lanzar Orion, tripulación y carga a la Luna y permitir una exploración lunar sostenible. Boeing es el contratista principal de la NASA para el núcleo y las etapas superiores de SLS y la aviónica.
“Quiero agradecer a nuestros equipos de la NASA, Aerojet Rocketdyne y Boeing que superaron tormentas y una pandemia para demostrar la capacidad y seguridad del SLS”, dijo Shannon.
El SLS continuará evolucionando más allá de Artemis III, que está previsto sea el aterrizaje de la primera mujer y el próximo hombre en la Luna. Boeing ya está trabajando en capacidades evolutivas para el sistema de cohetes, como el Exploration Upper Stage, con potencia adicional que será clave para la exploración humana significativa de la Luna y Marte.