Los abrazos y los llantos junto a carteles en los que se leía “Bienvenido a Casa”, abundaron en los aeropuertos de Sídney y Auckland, ya que este lunes pasado, Australia y Nueva Zelanda inauguraron su burbuja aérea sin cuarentenas, luego de un año de cierre fronterizo, en una jornada en la que se desplazaron 10.000 pasajeros en 30 vuelos.
La reanudación de los viajes provocó numerosos reencuentros emotivos en las terminales aéreas respectivas, que viven prácticamente una “normalidad” por sus exitosas gestiones contra la pandemia de Covid-19.

Una ciudadana neozelandesa afirma que se perdió “un funeral y una graduación” de seres queridos al quedar varada en Australia por el cierre de las fronteras, declaró a la cadena pública ABC antes de abordar en Sídney el primer vuelo a Auckland, donde se reunirá con su hermana. La viajera dijo que se siente “una especie de normalidad al regresar a casa” tras más de un año.
Al otro lado de la burbuja, una abuela afirmaba entre lágrimas sentirse “muy emocionada” porque al fin pudo conocer a su nieto. “Hemos esperado tanto tiempo”, dijo la abuela a la prensa.

La creación de la burbuja aérea, anunciada el 6 de abril, supone la primera vez que los australianos puedan salir del país desde marzo de 2020, a diferencia de los neozelandeses quienes desde el pasado octubre podían entrar a Australia sin necesidad de cuarentenas obligatorias, aunque sí debían pasar un periodo de aislamiento a su regreso.
Tanto Australia como Nueva Zelanda, no obstante, han indicado que mantendrán todavía las dos semanas de aislamiento en hoteles y centros habilitados para viajeros procedentes de otras naciones.

“Es un acuerdo líder en el mundo que abre los viajes a la vez que mantiene a la Covid-19 fuera de la comunidad”, dijo en un comunicado el primer ministro australiano, Scott Morrison. Mientras su par neozelandesa, Jacinda Ardern, comentó a periodistas en Wellington, que se trata de “un paso significativo para la reconexión de Nueva Zelanda con el mundo”.
Si bien, las dos naciones se encuentran entre los países más lentos a la hora de vacunar a su población, se destaca la exitosa gestión de la pandemia de ambos que se debe principalmente al cierre drástico de sus fronteras internacionales desde marzo del 2020, así como a la aplicación de medidas de confinamientos rápidos y el rastreo de los contagios locales.
Desde el inicio de la pandemia, Nueva Zelanda acumula unas 2.240 infecciones confirmadas, con 26 decesos, mientras que Australia ha registrado hasta el momento unos 29.500 contagios, incluidos 909 fallecimientos, la mayoría de ellos por el rebrote en la ciudad de Melbourne a mediados de 2020.