Estados Unidos y la Unión Europea acordaron una tregua en su conflicto de casi 17 años por los subsidios a los fabricantes de aeronaves, suspendiendo durante cinco años un conjunto de aranceles de la era Trump que habían agriado las relaciones comerciales entre el país norteamericano y el bloque de naciones del viejo continente.
Las dos partes han estado luchando desde 2004 en casos paralelos en la Organización Mundial del Comercio por los subsidios para el constructor de aviones estadounidense Boeing y su rival europeo Airbus, que cada uno argumentó exponía al otro a una competencia desleal.
Ayer martes, voceros de EE.UU. y la UE, declararon que detendrían los aranceles en cuestión durante cinco años, mientras aún trabajaban en la legislación general sobre subsidios que habían previsto en marzo.
“Terminar la disputa Airbus-Boeing ofrece un gran impulso de confianza para las relaciones entre la Union Europea y los EE.UU.”, dijo el jefe de comercio de la UE, Valdis Dombrovskis.
La representante comercial de EE.UU., Katherine Tai, señaló que las dos partes declararían independientemente sobre el apoyo que se podría brindar a los grandes fabricantes de aviones civiles. También dijo que cooperarán para contrarrestar las inversiones en aeronaves por parte de “actores que no pertenecen al mercado”, refiriéndose específicamente a China.
“El acuerdo incluye un compromiso de colaboración conjunta concreta para enfrentar la amenaza de las ambiciones de China de construir un sector aeronáutico sobre prácticas no comerciales”, agregó Tai.
Las compañías establecerán un grupo de trabajo en el que proporcionarán información sobre financiamientos, serán transparentes en las inversiones de investigación y desarrollo, evitando que los apoyos perjudiquen a la contraparte y combatan así las “prácticas no comerciales”.
Airbus dijo que el desenlace igualó el campo de juego y puso fin a las tarifas de “perder-perder”, que también se habían impuesto a los aviones comerciales, mientras que Boeing agregó que el entendimiento comprometía a la UE a abordar las ayudas a los lanzamientos.
Biden acogió con satisfacción el “gran avance”, al igual que los ministros de Francia y Alemania, ambos con instalaciones de Airbus en sus territorios. La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo, dijo que estaba encantada de que las dos partes hubieran demostrado que se podían resolver diferencias aparentemente insolubles.
El flamante nuevo acuerdo UE-EE.UU. elimina uno de los dos principales irritantes comerciales que quedaron de la presidencia de Donald Trump. La otra aspereza radica en los aranceles impuestos por motivos de seguridad nacional a las importaciones de acero y aluminio de la Unión Europea.