Colaboradores de la agencia de seguridad china han señalado que están abiertos a realizar pruebas de vuelo al Boeing 737 MAX, como un avance hacia el levantamiento de la puesta en tierra de estos aviones durante más de dos años, según señala Bloomberg.
Los detalles de un vuelo de revalidación para el MAX en China aún se están elaborando, pero las discusiones son señal de un posible progreso en el que se ha convertido en un largo enfrentamiento sobre la aeronave, dijeron las fuentes que pidieron no ser identificadas. Boeing se está preparando para enviar una delegación de alrededor de 35 pilotos e ingenieros que se reunirán con los reguladores del país asiático.
Aún podrían pasar muchos meses posterior a un vuelo de este tipo que desemboque en que auditores de China concluyan su trabajo y levanten la prohibición de servicio regular a los Boeing 737 MAX, particularmente si no se pone fin a la ruptura de las intensas tensiones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo.
Representantes de China dijeron en marzo que tenían “grandes preocupaciones” sobre el avión, incluidos los cambios de diseño, la formación de nuevos pilotos y las causas de los dos accidentes del MAX. Pero han dicho poco acerca de por qué están tardando tanto en evaluar el rediseño como ya lo hicieron sus pares de EE.UU., Europa y Canadá. Su extensa revisión ha avivado las especulaciones de que la política es un factor relevante, pues ya el aparato ha sido recertificado por más de 170 países.
“No tiene nada que ver con la aviación o la seguridad de la aviación”, dijo en una entrevista reciente Richard Aboulafia, un observador de la industria aeroespacial de Teal Group. “Está muy por encima de nuestras calificaciones salariales, muy por encima de nuestras cabezas. Es geopolítica”.
El destino del avión no solo está enredado en las relaciones entre Estados Unidos y China, sino que también aparece como una posible moneda de cambio en las negociaciones entre los dos países sobre cuestiones aerocomerciales y nuevos pedidos de aeronaves.
China depende en gran medida de la tecnología estadounidense para su nueva aeronave COMAC C919 actualmente en desarrollo, que se espera haga su debut a fines de este año. Y China necesitará el visto bueno de EE.UU. si alguna vez exporta el avión, mientras que los fabricantes estadounidenses como General Electric Co. se beneficiarán a medida que avanza la contraparte del 737 MAX.
Las implicaciones son enormes para Boeing, que se apalanca en el regreso comercial del 737 MAX para financiar el repunte financiero de la empresa y ayudar a pagar su deuda de 64.000 millones de dólares. Una interrupción prolongada de la producción de los aviones podría afectar la promesa del presidente Joe Biden de avivar el empleo nacional.
China fue la primera nación en dejar en tierra el MAX, actuando pocas horas después del accidente fatal en Etiopía el 10 de marzo de 2019, y no ha permitido que el caballo de batalla del fabricante norteamericano vuele desde entonces, lo que obstaculiza las ventas de aviones en el mercado extranjero más grande de Boeing.
De acuerdo a lo previsto en los tratados internacionales de aviación, la FAA asumió el papel principal en la recertificación del 737 MAX, trabajando en estrecha colaboración con el puñado de paísess que tienen sectores de fabricación de aviones de pasajeros existentes. Como ha ocurrido con otras naciones, China tiene la opción de validar el trabajo de la FAA bajo el pacto.
Normalmente, uno de los pasos finales antes de una certificación es un vuelo de prueba. Pilotos de la FAA, EASA y Transport Canada realizaron estos vuelos poco antes de levantar el veto.
Los 737 MAX estuvieron en tierra durante 18 meses en los EE.UU. después del segundo accidente; 346 personas murieron en las dos tragedias. Ambos fueron causados, al menos en parte, por un sistema de control de vuelo que funcionó mal, lo que provocó repetidamente que el aparato se desplomara por sí solo.
Desde entonces, el sistema ha sido rediseñado para evitar que se active repetidamente y agregar así redundancia de manera que sea menos probable que funcione mal, entre otros cambios.
El director ejecutivo de Boeing, Dave Calhoun, advirtió que un estancamiento comercial prolongado amenaza los planes de la compañía de aumentar la producción del 737 MAX el próximo año, la principal fuente de ingresos del constructor con sede en Chicago. El papel de larga data del fabricante como campeón industrial de los EE.UU. y mayor exportador de ese país también está en peligro.
Si no se le permite a Boeing atender el mercado de China, “cederá el liderazgo global”, dijo Calhoun. “Nunca me rendiré y dejará que eso suceda. Pero nos va a crear problemas reales en los próximos años si no podemos descongelar parte de la estructura comercial”.
Estados Unidos está “absolutamente trabajando” al presionar a China a que se mueva lo más rápido posible, dijo el mes pasado la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, en una entrevista en Bloomberg Television.