El escándalo que surgió en Argentina tras la detención del Boeing 747-300M matrícula YV3531 de la empresa venezolana Emtrasur por supuestos vínculos de algunos integrantes de la tripulación con elementos terroristas de Irán trajo consecuencias a Paraguay.
Es que la aeronave había operado en el Aeropuerto Internacional Guaraní que sirve a Ciudad del Este el pasado 13 de mayo para transportar una carga de cigarrillos hacia Aruba, y las autoridades locales habrían pasado por alto el hecho de que contaba con 18 tripulantes, 11 de ellos venezolanos y 7 iraníes.
Ante esta situación, la Dirección Nacional de Aeronáutica (DINAC) resolvió hoy apartar a dos de sus funcionarios, uno de ellos el mismo administrador del aeropuerto Guaraní.

En declaraciones realizadas al medio ABC Cardinal, el ministro del Interior, Federico González, dijo que además la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) evalúa tomar medidas internas, dado que “se puede considerar que ha habido situaciones que se pudieron haber manejado mejor”, aunque excusándose de brindar más detalles por cuestiones de “inteligencia”.
El Boeing 747-300 y su tripulación fueron investigados por las autoridades paraguayas de manera posterior a su operación en Ciudad del Este, por lo que luego se le prohibió su regreso en dos ocasiones, para luego alertar a los países de la región sobre su situación.
Escándalo en Argentina
El YV3531 había despegado desde Querétaro, en México, a última hora del 5 de junio pasado, transportando piezas para una fábrica de automóviles en Argentina. Tenía como destino al aeropuerto de Ezeiza en Buenos Aires, pero debido a condiciones climáticas adversas tuvo que desviarse a Córdoba, desde donde recién pudo despegar pasado el mediodía, llegando a Ezeiza a las 15:00. Hasta ese momento, aparte del desvío, todo parecía normal. Pero eso estaba a punto de cambiar rápidamente.
Según se reporta en Aviacionline, medio del que forma parte AeronáuticaPy citando a varias fuentes, un grupo de organismos gubernamentales se acercó al 747 ante algunas sospechas.
Luego de despachar la carga -nada fuera de lo común allí, por lo que las piezas fueron liberadas para que las tuviera el cliente- el foco se puso en tres factores: la aeronave, la tripulación y el vínculo especial que une a Venezuela e Irán.
A través de canales informales se supo que a su tripulación le faltaban algunos nombres en el manifiesto. La mayoría de los miembros de dicha tripulación eran venezolanos. Y siete pertenecen a Irán, a uno de los cuales no figuraba en la declaración de salida, por lo que se le impidió abandonar el país.
Una vez sorteados los trámites, y sin ninguna otra novedad aparente, el 8 de junio el 747-300 despegó rumbo a Montevideo, pero tras sobrevolar 20 minutos el Río de la Plata, tuvo que regresar a Ezeiza dado que el gobierno uruguayo le denegó el ingreso a su territorio como consecuencia de diferentes alertas internacionales.
Esto provocó que el 747-300 quede en Ezeiza, mientras que la tripulación fue trasladada a un hotel cercano al aeropuerto, en donde ayer se les retuvo los pasaportes, por lo que quedaron impedidos de abandonar Argentina mientras se los investiga, dado que el tema fue tomando relevancia política considerando su sensibilidad. Sobre la aeronave en sí no pesa ninguna medida formal que le impida despegar, pero medios argentinos informaron hoy que se le requirió a la Policía de Seguridad Aeroportuaria que reporte a la justicia sobre cualquier movimiento alrededor del 747. Aun así, tampoco puede operar dado que ninguna empresa quiere abastecerle de combustible para no quedar bajo el alcance de las sanciones estadounidenses que pesan sobre Mahan Air, ex operador del mismo.