El fabricante estatal AVIC (Aviation Industry Corporation of China) comenzó en la última semana del 2017 la producción del nuevo avión turbohélice chino, el MA700. El gigante asiático pretende conquistar un cuarto del mercado global aerocomercial en una década.
El MA700 fue lanzado hace poco más de 10 años como la inserción china en el segmento de aviones regionales turboprops de entre 78 y 85 pasajeros. La aeronave tendrá un peso máximo de despegue de 27 toneladas y prestaciones de última tecnología, aunque por de pronto no hay datos técnicos puntales. El producto pelearía contra las familias ATR72 y Bombardier Q400.
La cadena de montaje está compuesta de dos unidades, una en Zi’an y otra en Shenyang, ambas en el noroeste del país.
Secciones de flaps y componentes de la compuerta de carga son las primeras estructuras que formarán parte del primer ejemplar. La empresa prevé completar el prototipo número uno este mismo año.

A la fecha, el MA700 tiene 185 pedidos firmes de 11 clientes de China, Camboya, Sudáfrica, Pakistán, Bahrein y Nepal. Se estima que el primer vuelo de pruebas se efectivice en 2019 con su correspondiente certificación en 2021.
La previsión del gobierno chino, que avanza a pasos agigantados con desarrollos en todos los segmentos de aviación regular desde el regional al de largo alcance, es terminar la década de 2020 con alrededor del 25% del mercado global de aeronaves comerciales. Las apuestas chinas se benefician con elevadas probabilidades de éxito, puesto que ese mercado sería el mayor consumidor natural, que a la vez se proyecta como el de más marcado crecimiento en las próximas décadas.