Tres aviones de British Airways estuvieron inoperativos durante unos siete días en el aeropuerto internacional de Heathrow (LHR), en Londres, después de que los pilotos detectaran infestaciones de insectos en el despegue. Los casos tuvieron lugar entre el 9 y el 11 de junio.

Las investigaciones preliminares indicaron que habían penetrado los tubos pitot, que miden la velocidad de la aeronave, provocando discrepancias en la información para la tripulación. El Departamento de Transporte del Reino Unido clasificó los casos como “graves”. Un ejemplo fue lo que sucedió con un Boeing 777-200 (G-YMMR), con rumbo a Accra (ACC), capital de Ghana, África, que tuvo su despegue abortado a 160 km / h, luego de que los pilotos detectaran anomalías en la información de la velocidad. Los pasajeros tuvieron que continuar su viaje en otro vuelo cinco horas después.

Las autoridades británicas emitieron boletines de seguridad a las aerolíneas advirtiendo sobre los peligros de las infestaciones de insectos después de que los casos se hicieron públicos. Londres registró temperaturas de casi 30 grados en el período de las ocurrencias, lo que favorece este tipo de situaciones.