Con el auge de las nuevas tendencias ecologistas y la preocupación por el calentamiento global o el cambio climático, ha surgido un nuevo movimiento activista ecológico europeo que pone la voz de alerta sobre el impacto hacia el medio ambiente que generan los aviones.
Flygskam es el término acuñado en Suecia para identificar a este movimiento, que ya ha generado una plataforma con múltiples adherentes que luchan contra el cambio climático: Stay Grounded. La activista Greta Thunberg, famosa por su discurso en la cumbre del clima de las Naciones Unidas, da visibilidad a este movimiento. Habla de la disminución del tráfico aéreo en Suecia en un 4,5% en el primer trimestre del 2019, con 400.000 pasajeros menos.
Desde Europa ya se están implementando medidas que intentan reducir la huella de carbono que generamos en los viajes en avión, buscando alternativas a los vuelos de corta duración en los que se dispone de un medio de transporte alternativo y más limpio.
La agencia europea del Medio Ambiente recientemente publicó una infografía donde pone de manifiesto el gasto de CO2 por kilómetro y pasajero transportado. Asusta, ¿no?

Hace poco te contábamos que la holandesa KLM sustituirá paulatinamente la oferta de asientos entre Bruselas y Ámsterdam por asientos en trenes. En esa misma línea, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunciaba su intención de eliminar el trayecto del “puente aéreo” entre Madrid y Barcelona, y sustituirlo por trenes.
Por ejemplo: En un trayecto de Madrid a Barcelona en avión, el vuelo dura aproximadamente 1 hora. Sin contar con el desplazamiento de la ciudad al aeropuerto, (y del aeropuerto a la ciudad, al llegar a destino), el tiempo que dura el embarque, la caminata hasta la puerta de embarque, y los controles al pasar a la zona restringida.
En cambio, en AVE, la denominación comercial del tren de alta velocidad en España (Alta Velocidad Española), el trayecto sin escalas tiene una duración de 2 horas y 30 minutos. La estación de origen y de fin: Atocha en Madrid y Sants en Barcelona, se encuentran en el centro de la ciudad. El acceso a los trenes se realiza de forma rápida, no habiendo prácticamente controles de acceso. Si no es hora punta, se puede pasar de la entrada a las puertas de embarque a los trenes en unos 10 minutos.
Los trenes utilizados son eléctricos con energía verde o “limpia” para cubrir esos trayectos. La huella de carbono, pues, es de 0 kg de CO2 por trayecto, frente a los 100 kg (aproximadamente) de un vuelo comercial. Gran diferencia, ¿no?
Este servidor, recientemente ha podido efectuar ese trayecto en ambas alternativas. La ida, en avión, con Air Europa, y la vuelta, con el AVE. El trayecto de ida costaba 25 euros, saliendo a las 09.45 horas de Barcelona, y volviendo en el último tren, a las 21.25, desde Madrid, con un coste de 85 euros.

Desde el punto de origen, hasta el aeropuerto, en taxi, se tardan unos 40 minutos. Tiene un coste aproximado de 30 euros. Una vez en Madrid, hasta el centro de la ciudad, el taxi cuesta otros 30 euros (y otros 30 minutos). Sumados a los 25 euros (reservando el billete con tres semanas de antelación) nos encontramos con un coste total de 85 euros. (está claro que existen otras alternativas más baratas al taxi, pero también tardan más). 40 minutos al aeropuerto, 50 minutos entre llegar (sin facturar maleta) y el cierre de las puertas, 1 hora de vuelo, 20 minutos desde salir del avión hasta tomar el taxi, y otros 30 minutos hasta llegar al centro de Madrid: 3 horas y 20 minutos de viaje.
La vuelta en AVE: La estación de Atocha está en el centro de Madrid: Supongamos que tardamos 15 minutos en llegar. 20 minutos más para abordar el tren. 2 horas y media de viaje. 10 minutos hasta salir a la calle, y otros 15 minutos para llegar al destino. (La estación de Sants también está en el centro): 3 horas y 15 minutos. 85 euros el trayecto.
La diferencia de comodidad es abismal: mucho espacio entre los asientos, comodidad para trabajar, señal de internet y teléfono en todo el trayecto, vagón cafetería… versus los aviones en clase turista. Lo dejamos así.

Todo esto con un impacto medioambiental cero (o que tendería a cero, si nos ponemos puristas). ¿Estamos en el principio del fin de los vuelos comerciales de corta duración?